Los pervertidos en la Metrovía y el sistema Chikan

La Metrovía tiene ya tiempo de funcionamiento en Guayaquil, es un buen recurso para movilizarse por la ciudad usada por quienes no disponen de transporte propio, osea, no tienen dinero para comprar un carro y ni mucho menos les interesa aprender a conducir (en alguno de los casos).

¡Oh, querida Metrovía! Cuanto bien y cuanto mal nos has hecho…

Yo no he usado la Metrovía, por si acaso preguntan, pero si me han contado como es (por cierto, el día en que llegue a usar la Metrovía será cuando por fin llegue hasta donde vivo, según le Municipio hay una alimentadora de Vía a la Costa, pero solo tiene el nombre porque nunca ha llegado hasta acá), los suplicios y desventuras que hay que pasar al montarse en uno de esos monstruos a la hora pico –momento más transitado- donde todos van apretados como sardinas.

¿Por qué lo digo? Porque en esos momentos es cuando aparecen los hombres de manos largas que aprovechan el estar apretujados para comenzar a meter mano donde no deben.

Por cierto, ese no es un problema que solo tenemos nosotros, es un problema mundial.

En Japón a dicho hecho se le llama Chikan, por lo que se pide a la mujer que sienta que un pervertido con su larga mano toca los lugares que, en algunos casos como en las estudiantes de colegio, ni un hombre ha tocado en su vida se llegue a gritar fuerte y claro la palabra chikan y se alce la mano, automáticamente llega un guardia y arresta a dicho pervertido, a tal grado ha llegado el problema en Japón que en las horas pico imponen vagones de solo mujeres, pero ahí acarrea otro problema más, porque no solo las mujeres son tocadas, sino también los hombres.

En Ecuador nunca se ha hecho público los problemas con los pervertidos en nuestra sociedad y no es porque seamos retrogradas de una sociedad incivilizada que no le importa lo que pase a nuestras mujeres y hombres, sino, es el hecho de que en nuestra cultura es de no mirar, no ver, no hablar, no comentar, sabes pero no sabes, conoces pero desconoces, algo de todos los días. Si cree que en la cultura de Japón es en donde todo esconden para que no hagan escándalo público y cada quien vive su vida es peor que nosotros, discúlpenme, pero nosotros somos iguales, nos vale quien sea homosexual con tal de que no perjudique el trabajo ni exponga su preferencia sexual dentro de la compañía que trabaja, somos una sociedad ciega, por decirlo de alguna forma.

Si no creen sobre los pervertidos en la metrovía les expongo el caso que me contó mi novio sobre lo que le pasó a su jefa que un día llegó al trabajo con la blusa manchada del liquido blanquecino y secreción corporal mejor conocido como semen, si, llegó manchada de semen ya que cogió la metro en la hora pico por la mañana y alcanzó un puesto al final de este, claro, llego un tipo y se colocó delante de ella, tanta fue su desfachatez que se sacó el pene frente a ella, ella, en un momento de coraje e iras por lo que estaba siendo víctima se lo aplastó aunque claro, fue después de que este eyaculara sobre su camisa del trabajo, al llegar al trabajo contó lo que había pasado y llorando al teléfono se quejó con su madre.

Si ese es un caso que conozco de boca de mi novio imagínense el caso de chicas que van de pie y se les acercan por detrás pegándoseles al trasero, yo una vez fui víctima de eso y les digo, la sensación de impotencia es tan grande y da tanto coraje, en mi caso no tuve coraje de detenerle, simplemente empuje al hombre y me fui de ahí olvidándome de mis compras (eso fue en San Marino, otro tema que debemos tomar en cuenta).

Perversiones… da coraje ser tan vulnerable y ni se digan los casos de hombres a quienes le han metido mano, apenas conozco de uno pero si han de haber cientos que no hablan por pena.

Por eso no pido mucho, no estoy pidiendo el mismo sistema japonés en donde hay que gritar y alzar la mano para que te socorran, sino, simplemente que si ven a alguien que está siendo víctima de eso lo saquen a patadas, bueno, si pido un poco más, pero es mejor eso a que muchas mujeres –y hombre aunque no acepten que hayan sido víctimas- sigan sufriendo por las manos largas.