viernes, 25 de febrero de 2011

El Concurso de Blogs y los Monstruos de la Calle

Me acabo de inscribir en el concurso del municipio, me dije a mi misma… ¿Y porque no? Y di el click necesario. Sé que tengo algunas faltas, pero no es culpa, la emoción de escribir hace que ni las note ya que suelo hacerlo directamente para publicar.

Había creado el blog no con la finalidad del concurso en sí, sino más bien como una queja general hacia las cosas cotidianas que me estaban ocurriendo siempre que manejaba, son mis profundas cavilaciones…

No voy a hablar sobre la delincuencia sino mas bien sobre mi queja en general de todo sobre todo, la razón es simple, porque en todos sitios hay inseguridad, por eso pregunto yo ¿Acaso no es inseguro que una mujer conduzca a gran velocidad porque va llegando tarde al trabajo y para colmo casi choque conmigo por haber estacionado en el mismo lugar de siempre?, ¿Acaso no es inseguridad que un hombre valla a mas de 80 km/h en un lugar residencial con niños en su carro?, ¿Acaso no es inseguridad la poca protección que se le da a los pasantes universitarias cuando comienzan sus prácticas laborales quedando en el aire sus derechos y siendo abusados por los empleadores todo por una simple nota para poder graduarse de la universidad?, ¿Acaso no es inseguridad el que una mano larga te este tocando en lugares blandos que en algunos casos nadie había tocado antes? –malditos pervertidos-. Y así puedo seguir con mi lista de cosas que me han pasado, podría hablar de robos, pero eso es cosa de todos los días y a mí no me ha sucedido ningún robo desde que tengo 7 años, y si, lo recuerdo muy bien.

Ahora no voy a hablar de eso, sino más bien de esos enormes monstruos que se creen dueños de la calle, que ponen en peligro nuestras vidas (ah, que eso también es inseguridad social), estamos hablando de esos cacharros tan feos que de solo verlos por el retrovisor tiemblas del miedo, del cual muchas veces, cuando te toca montar uno lo estas pensando dos veces, si, eso mismo que estas pensando, hablo de los buses –aquí podría ingresar efectos especiales para darle dramatismo, pero como es un blog, imagínenselos-.

Todos hemos buseteado en nuestras vidas y me incluyo, aunque conozco a varios que en su vida lo han hecho pero dejemos eso de lado, el busetear es un dilema de vida o muerte, muchos mueren al busetear, otros, sin saberlo, todos los días se salvan por un pelo.

Monstruos enormes que vagan por la calle, que cierran el paso y hacen lo que les da la gana.

Muchas veces me he encontrado conduciendo y uno de estos me ha cerrado el paso (los Taxis amarillos van por el mismo camino, de esos debo hablar más adelante), ¿a quién no le ha pasado eso?, me costó meses de practica antes de llegar a perderles el miedo y aun así al tenerlos a un lado prefiero ir lento y con una distancia prudente ya que estos suelen ‘nalguearte’ con sus bruscos cambios de dirección.

Estos medios de transporte casi nunca se encuentran en condiciones para el traslado de personas.

Me he encontrado no solo con casos de la inseguridad al momento de tomar uno de estos para así poder transportarme a mi destino sino también la desfachatez que tienen los conductores al no detenerse cuando es requerido y hacerlo en donde es prohibido.

Un vez en la Atarazana, me encontraba en el auto con mi madre, íbamos hablando y unos muchachos de escuela estaban en el paradero esperando el bus, no solo habían muchachos, sino que también algunos adultos que habían salido del trabajo, pobre ellos que más de 5 buses se les pasaron y solo porque no querían cobrarles la mitad del pasaje por ser estudiantes, ya estaba oscuro y ni un bus se detuvo en el tiempo que esperamos la roja para virar.

La osadía de estos conductores de no otorgarle el servicio a dicho niños (porque eran niños de primaria vespertina) a razón de que perdían medio pasaje con cada uno de ellos, y ni que se diga de cómo son con los ancianos, a quienes si es que llegan a recogerlos les cobran completo y aparte los obligan a subir rápido por lo que ni bien alzan una pierna ya están andando.

Una vez hace años, cuando aún era pequeña, me dirigía al sur de la ciudad a visitar a mi abuela, iba con mi madre y tomamos un bus en la alborada, aun recuerdo que se me quedo el zapato atrapado en el escalón de subida al bus y el conductor no esperó que yo recogiera mi zapato y subiera en totalidad sino que arrancó y me reprendió exigiéndome el pago de mi pasaje.

Es algo que quedará en mi mente por el resto de mi vida.

Por eso es que aplaudo la campaña que realizaron la prensa televisiva en contra de los buses no aptos para cargar pasajeros, en serio, nuestra vida estaba en peligro.

Ahora pido que todos juntos aplaudamos como es debido a la prensa por su gran labor de detener a dichos monstruos y darnos, al menos, la seguridad de que nuestras vidas no peligran tanto como en el pasado.

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