Hoy día fue un día frustrado, el más frustrado de todos, aparte de que me pasaron algunas cosas graciosas no estaba ni por enterada de que Malola había regresado de Japón. ¡Malola, bienvenida a casa!... aunque de forma atrasada.
Hoy no manejé, mas bien tomé el bus para ir a la Universidad.
En si el bus es un buen tema de conversación con mi hermana ya que hay un tema muy importante a tratar: los hombres.
Sí, porque de haber hombres, hombres hay pero caballeros no, estos están extintos.
¿Por qué lo digo? Resulta ser que un día mi hermana iba en el bus dirigiéndose a la universidad cuando este se llenó por completo, como saben, las layes ecuatorianas estipulan que nadie debe ir parado en un bus si el viaje es mayor a 45 minutos, ese día, justamente los que iban parados eran hombres y mi hermana, siendo como es ella, disfrutó por eso.
No la culpen por disfrutar del sufrimiento de los hombres al estar parados casi una hora mientras el chofer les indicaba cuando debían de agacharse para así esconderse del policía de tránsito y no ser sancionados con una multa y la pérdida de puntos en la licencia, más bien ese fue un disfrute general de todas la mujeres del Ecuador, si, de todas.
No se disfrutó por el feminismo sino se disfrutó por el machismo.
Es cierto que de cierta manera el feminismo a acarreado la desaparición de los caballeros, no hablo de esos de armadura plateada montados en un caballo, sino de esos hombres con su bien porte, bien vestidos, con un pulcro corte de cabello y su manera de hablar que te enamoraba, de esos estoy hablando. Por una parte el feminismo ha acarreado la igualdad de géneros, algo que está bien y esta más por partes iguales. Está bien por el lado de que las mujeres tenemos trabajo y nos podemos desarrollar laboralmente y está mal por el lado en que los hombres entendieron que por ser mujer y existir el feminismo ya no te abren las puertas ni te ceden el puesto en el bus.
Ahí regresamos nuevamente al bus y a mi dicho “hombres hay, caballeros no”.
Expongamos un hecho de la vida real: hace tiempo estaba en el bus, este iba lleno y antes de que partiera a su recorrido llegó un señor ya anciano con muletas, al subir se dio cuenta de que no había puesto, la mayoría de asientos ocupados por hombres quienes giraron el rostro o siguieron en su mundo haciéndose los desentendido, yo me encontraba al último del bus, así que note esto, pero ¡Oh sorpresa! Alguien se levantó y le cedió el puesto al anciano quien negó en totalidad que se le cediera alegando que no era necesario. Se preguntaran porque la sorpresa, porque fue una MUJER la que cedió el puesto al anciano mientras los hombres se habían hecho los desentendidos, otra chica que estaba cerca de dijo a quien había cedido el puesto que compartía con ella el asiento, así que se hizo a un costado y las dos, de forma apretada, se sentaron mientras el anciano ocupaba el puesto cedido. Así como este caso tengo muchos más.
Gran ejemplo de los hombres, ciegos como topos al sol, o más bien, mezquinos y desconsiderados que buscan su propio beneficio.
¿Quieren saber de quién considero tienen la culpa? No, la sociedad no la tiene, la tienen las mismas mujeres que con su orgullo y el ‘yo puedo’ escrito en su frente deniegan la ayuda de los hombres tachándolos de inútiles y ellos con su orgullo se creen eso denegándose a ser una ayuda en la sociedad (y no hablo de trabajo, sino de la actitud social).
La mujeres somos caballerosas, los hombres… son solos hombres.
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